Aunque existen 4 iniciativas que se discuten en el congreso, la prohibición del fracking aún no forma parte de la agenda de compromisos de la transformación sugerida por la administración actual
Tamaulipas, Veracruz y Coahuila, son los estados más afectados por esta actividad extractiva de hidrocarburos en México.
En los últimos años, las fracturas hidráulicas se han normalizado y, hasta cierto punto regularizado, a través de la extracción sofisticada de hidrocarburos complejos de obtener desde las profundidades del subsuelo, pero que se encuentran bien remunerados en el sector energético, a los cuales se les denomina recursos no convencionales, en donde es prácticamente obligatorio implementar la fractura.
Los marcos legales de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), órgano gubernamental creado a partir de la reforma energética, incluyen lineamientos que avalan, justifican y autorizan el fracking, una técnica nociva encargada de obtener la máxima ganancia de hidrocarburos almacenados en las piedras del subsuelo a través de la inyección de grandes cantidades de agua.
El fracking es un símbolo de la gran desigualdad sobre la cual se han cimentado diversas prácticas en el mundo.
Para ilustrar la dimensión y la gravedad del uso de esta técnica, la organización civil Cartocrítica presentó una investigación en donde identificó 7,879 pozos fracturados y contabilizó un total de 36,159 intervenciones de fracking, ya que los pozos pueden tener más de una aplicación de esta técnica.
A pesar de que existen las instituciones previamente señaladas, la falta de información en torno a su estado, mantenimiento o incluso si presentan algún tipo de daño o fuga, sigue resultando una tarea compleja para el seguimiento de iniciativas como Cartocrítica, liderada por Manuel Llano, quien afirma que es más necesario profundizar en la dependencia de los combustibles fósiles que aperturar más pozos petroleros en el mundo, pues “con los que hay, basta y sobra” para enfrentar el proceso de transición hacia energías renovables.
De los más de 32 mil pozos que hay en México, el 24 % presenta alguna intervención vía fracking.
Por su parte, Roberto Ochandio, experto argentino en materia de hidrocarburos e impactos del fracking, destacó el tema de salud pública causado por la liberación de gases hacia la atmósfera que se genera con esta actividad, citando el ejemplo de la comunidad de Barnett Shale en Texas, Estados Unidos, en donde la población infantil y juvenil que vive cerca de pozos en donde se lleva a cabo el fracking, desarrolla asma en 1 de cada 4 habitantes.
En su intervención, Areli Sandoval de la Alianza Mexicana Contra el Fracking, expresó la imperante necesidad de prohibir el saqueo de la tierra mediante el fracking, a través de un marco legal que defienda las múltiples violaciones a los derechos humanos y los daños ambientales que se llevan a cabo cada vez que se decide usar esta técnica extractiva.